1. Porque genera un diálogo sobre tu marca más interesante y, lo que es más importante, CREÍBLE, que si sólo te adoran.
  2. Porque estimula la sana competencia y, en consecuencia, anima el mercado haciéndolo más dinámico.
  3. Porque te ayuda a ser mejor. Si escuchas a tus haters tendrás un feedback magnífico (e impagable) sobre tu marca que puede contribuir a su mejora.
  4. Porque te hacen relevante. No hay nada peor que despertar indiferencia: que hablen mal de ti es mejor que que te ignoren. Siempre que tus admiradores ganen en número a tus haters, claro está.
  5. Porque fidelizará a tus seguidores. Si tus haters gonna hate, tus lovers te defenderán aún con más ahínco. El ser humano posee un gran espíritu de contradicción.
  6. Porque algo estás haciendo mal si le gustas a todo el mundo. Hasta la marca mejor valorada, Apple, tiene abundantes y bien organizados haters, cruzados anti – Apple que se dedican a ser jueces críticos de la marca resaltando todos sus fallos. Aquí podéis ver su perfil de Twitter.

Contadnos ahora; vosotros, ¿tenéis haters?