Se suele asociar el racismo a la violencia física o verbal explícita. Sin embargo, hay veces que el racismo se presenta de una forma mucho menos directa y por ello también más efectiva.

Es cuando está ahí, en letras mayúsculas, delante de nuestras narices y no lo vemos, cuando el racismo es realmente peligroso.

La semana pasada muchos medios publicaron artículos sobre la visita a España del empresario Wang Jianlin para negociar una inversión de más de 3.000 millones de euros en un complejo de ocio al suroeste de Madrid. El titular que, con algunas variaciones mínimas, se eligió para la noticia fue el siguiente: “Empresario chino invertirá 3.000 millones en un complejo de ocio en Madrid”.

Por lo que se ve, un chino sigue siendo un chino y nada más; tenga el dinero que tenga. Si en vez de Wang Jianlin hubiese sido Warren Buffet o Bill Gates ¿creéis que el titular hubiese sido “Empresario norteamericano decide invertir 3.000 millones en España”?, ¿o hubiera aparecido su nombre? Algunos pueden pensar que el dinero que se tiene no guarda relación con la importancia como empresario o figura pública. Convendría recordar que este señor es el propietario del conglomerado empresarial chino Wanda, líder nacional en sectores como el inmobiliario o el entretenimiento, además de poseer la mayor red de salas de cine del mundo y ser propietario desde 2014 del Edificio España.

Unos días antes de que apareciesen esos titulares, el empresario había llegado a un acuerdo con los dirigentes del Atlético de Madrid para hacerse con el 20% del accionariado de este club de fútbol. El fin de semana siguiente los comentarios en la prensa deportiva fueron vergonzosos: desde preguntarse si sería capaz de decir córner o diría “cólnel”, hasta decir que a partir de ahora, en vez de llevar el bocadillo, la gente iba a llevar rollitos de primavera y arroz tres delicias al campo. Sin embargo, cuando un magnate ruso compra un club de fútbol nadie dice que ahora los seguidores van a beber vodka en lugar de cerveza.

Se puede pensar que calificar todo esto de racismo es excesivo, pero con titulares como los de la semana pasada se contribuye a afianzar una imagen de los chinos como una masa anónima y misteriosa, sin sentido de la individualidad. Lo que viene a ser el clásico todos los chinos son iguales. Ya, y siempre parece que están planeando algo ¿no?

Seguro que conocéis muchos más casos de racismo y sexismo encubierto en los titulares de prensa.

Nos los podéis contar aquí.