- Porque genera un diálogo sobre tu marca más interesante y, lo que es más importante, CREÍBLE, que si sólo te adoran.
- Porque estimula la sana competencia y, en consecuencia, anima el mercado haciéndolo más dinámico.
- Porque te ayuda a ser mejor. Si escuchas a tus haters tendrás un feedback magnífico (e impagable) sobre tu marca que puede contribuir a su mejora.
- Porque te hacen relevante. No hay nada peor que despertar indiferencia: que hablen mal de ti es mejor que que te ignoren. Siempre que tus admiradores ganen en número a tus haters, claro está.
- Porque fidelizará a tus seguidores. Si tus haters gonna hate, tus lovers te defenderán aún con más ahínco. El ser humano posee un gran espíritu de contradicción.
- Porque algo estás haciendo mal si le gustas a todo el mundo. Hasta la marca mejor valorada, Apple, tiene abundantes y bien organizados haters, cruzados anti – Apple que se dedican a ser jueces críticos de la marca resaltando todos sus fallos. Aquí podéis ver su perfil de Twitter.
Contadnos ahora; vosotros, ¿tenéis haters?